ESTUDIO COMPARATIVO ECONÓMICO Y ENERGÉTICO SOBRE EXPERIMENTOS DE LARGA DURACIÓN EN AGRICULTURA CONVENCIONAL Y ECOLÓGICO

La viabilidad de un sistema de producción no depende únicamente de sus niveles de rendimientos, sino especialmente de su eficiencia en la utilización de los recursos disponibles. En los momentos actuales la agricultura depende intensamente del consumo de energía no renovable, a través de los fertilizantes (50-60%), los combustibles fósiles (25-40%), los productos fitosanitarios (8%) y la maquinaria (2%).

El clima, es factor determinante en el funcionamiento de los agrosistemas. La climatología de las zonas semiáridas, se caracteriza fundamentalmente por la sequía estival (4-5 meses), que es cuando se producen las mejores condiciones térmicas para el desarrollo de las plantas. A ello hay que añadir la diversidad de meteoros que afectan de forma imprevisible cada año a los cultivos; lluvias torrenciales en otoño-invierno, heladas tardías en primavera, déficit hídricos, golpes de calor, granizo, etc. Todo ello deviene en que los incrementos en la productividad agrícola, mediante aportes adicionales de energía externa, sean muy pequeños y costosos, obteniéndose unos beneficios energéticos y económicos, en muchos casos, negativos. De ahí la necesidad de estudios de larga duración para paliar en lo posible los efectos meteorológicos que pueden distorsionar los resultados si el periodo de estudio es pequeño.

Estos sistemas cerealistas de secano con el manejo “convencional”, entendiendo este término como el conjunto de prácticas que utilizan todos los medios técnicos desarrollados en los últimos cincuenta años, presentan las siguientes características: Escasa rentabilidad, altas tasas de erosión, disminución alarmante del contenido en materia orgánica, pérdida de elementos fertilizantes solubles y graves implicaciones en proceso contaminantes en suelos y aguas. Esto, unido a una escasa biodiversidad  al haber sido eliminados gran parte de los habitats, tanto de la flora como de la fauna autóctona, los sitúan en  un proceso de degradación que exige cambios urgentes en su manejo si se pretenden perdurabilidad. Para conseguir estos fines, en los últimos años, se ha propuesto manejos que, manteniendo la productividad de los sistemas, no comprometan su sostenibilidad, agrupándose en las conocida como Agricultura de Conservación y Ecológica.

El objetivo principal de este trabajo ha sido estudiar los diferentes aspectos que permitan valorar los distintos métodos de producción agraria para los agrosistemas de secano de las zonas de ambiente semiárido, comparando especialmente los económicos y los energéticos. Todo ello en un período de doce años lo que ofrece una gran fiabilidad estadística.

Como segundo objetivo y no por ello menos importante, proporcionar una información que pueda servir  de referencia a los agricultores y técnicos por un futuro incierto, para los agrosistemas cerealistas, ante la próxima reducción, sino desaparición, de las ayudas existentes hoy en día.

El análisis energético, es un modo de evaluación de las cantidades de energía asociadas a los factores implicados en los procesos de producción de un bien o servicio. Su campo de aplicación es muy amplio y permite buscar estrategias para el uso eficiente de la misma, estando directamente vinculado a la actividad económica y al medio.

Los experimentos en los que se basan los resultados expuestos a continuación, se han realizado en la Finca Experimental “La Higueruela” en Santa Olalla (Toledo), España, perteneciente al Centro de Ciencias Medioambientales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y han sido financiados por la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha.

Los resultados se han obtenido de cuatro experimentos de larga duración, tres de Agricultura de Conservación, con diferentes objetivos; en uno se estudian diferentes labores con rotaciones y monocultivo, en otro se estudian diferentes barbechos y en un tercero diferentes rotaciones de cultivo. El cuarto con manejo ecológico, en el que se estudian rotaciones bianuales de cereal con diferentes cultivos. Para él cálculo de los gastos se han tenido en cuenta solamente los de carácter variable (maquinaria, semillas, combustible, abono y herbicidas). Los gastos en mano de obra están incluidos en los constes de maquinaria. El coste de las semilla de siembra ecológicas es un 20% superior a las semillas convencionales y se incluyen, en los gastos de la gestión ecológica, los derivados del control y la certificación, valorados en 10€/ha.

El cálculo de los ingresos, se ha considerado teniendo en cuenta los precios que figuran en el cuadro 7. En este estudio no se tienen en cuenta las subvenciones PAC porque son iguales para los dos métodos de producción y dependen de la región de lo que a cada agricultor le corresponda. Para las subvenciones a la agricultura ecológica, se ha considerado la prima para una extensión entre 40 y 80 ha, que supone el 60% de la prima única para cultivos herbáceos de secano, establecida en 92,32€/ha.

Los resultados manifiestan claramente como el monocultivo es inviable, en estos agrosistemas, tanto energética como económicamente.

La producción media de cereal en rotación y con prácticas de Agricultura Ecológica está alrededor de los 2000 kg./ha.

La Agricultura Ecológica utiliza para obtener esa producción un 63% menos de energía que la Agricultura Convencional, un 52% cuando es Agricultura de Conservación con mínimo laboreo y un 39% cuando se hace con técnicas de siembra directa, siendo el motivo principal de esta disminución la ausencia de utilización de fertilizantes químicos.

En resumen. Sólo una agricultura realizada según lo que viene en llamar Agricultura Ecológica presenta márgenes económicos positivos en consecuencia una posibilidad de supervivencia en un mundo globalizado y sin subsidios. Los cultivos con agroquímicos tendrían que duplicar su productividad actual para igualar el balance económico positivo de la producción ecológica, siendo prácticamente imposible al menos con las tecnologías conocidas hoy en día. Por ello, la agricultura con agroquímicos sólo pervive gracias a la subvenciones y a que, en la mayoría de los balances económicos familiares, no se computa la mano de obra como coste sino como parte de los beneficios.

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