LA BIODIVERSIDAD BASE DE LA PRODUCCIÓN ECOLÓGICA. REPERCUSIONES SOBRE LA CALIDAD DE LOS ALIMENTOS

La agricultura ha sido históricamente la actividad que más ha contribuido al mantenimiento e incremento de la biodiversidad y del paisaje. La crisis medioambiental en la que se desenvuelven las sociedades industriales, ya no sólo centra su preocupación en los recursos energéticos, sino que, como recurso también agotable, la biodiversidad del sistema tiene una cota de interés en el discurso ambiental. El año 2010 ha sido declarado como año internacional de la biodiversidad, y en esta reflexión común sobre la importancia de lo que la biodiversidad significa como base para las generaciones futuras y para el mantenimiento del planeta, la agricultura, y en concreto la agricultura que asegura una sustentabilidad del medio como es la agricultura ecológica, merece un reconocimiento, ya que sus prácticas tienen como base el diseño de modelos de aprovechamiento de recursos, que no esquilmen a las diferentes poblaciones que constituyen el entorno, y en la medida de lo posible, incrementar la diversidad interna, sistemática e intraespecífica del ecosistema agronómico.

Por ello el principal objetivo de este trabajo se centra en dar a conocer, a través de diversos trabajos de carácter científico, la contribución que la agricultura ecológica realiza en los diferentes parámetros del ecosistema, en el incremento de la biodiversidad. Los objetivos específicos se centran en estudiar el efecto de las diferentes prácticas agronómicas sobre el incremento de la diversidad edáfica, en concreto sobre los beneficios en el aumento de la actividad biológica del suelo y las consecuencias sobre las mejoras de las propiedades físico-químicas del mismo. Este incremento de la biodiversidad de la fauna del suelo se alcanza con las distintas prácticas autorizadas, y de manera específica con la implantación de los sistemas de policultivo, frente al monocultivo clásico de los sistemas convencionales. Entre las prácticas de policultivo destacan, la implantación de cubiertas vegetales, como abonos verdes, en los cultivos leñosos, la inclusión de setos biológicos en el ecosistema, o las prácticas de asociar cultivos y la rotación de otros.

Un segundo objetivo específico pretende aportar datos sobre el incremento de poblaciones de los sistemas ecológicos, bien por el empleo de prácticas de control biológico, donde los depredadores y parásitos juegan un papel fundamental al alimentarse de plagas invasoras, proporcionando un equilibrio poblacional del sistema que repercute sobre el rendimiento final de la explotación. Efecto perseguido también en el control de las plantas arvenses, ya que la implantación de otras cubiertas, puede controlar el crecimiento desproporcionado del grupo de las plantas espontáneas. En cualquier caso, es importante aprender, dentro del sistema agroecológico a convivir con la biodiversidad vegetal provocada por las plantas espontáneas y aprender a obtener su máximo beneficio, aprovechando los recursos que de las mismas se puedan obtener. Un último ejemplo del incremento de la diversidad de poblaciones consiste en las prácticas históricas de integrar agricultura y ganadería, donde la combinación de las prácticas ganaderas y las de producción vegetal proporcionan alianzas en la gestión de los recursos internos de la explotación, a la par que generan equilibrio al sistema productivo, e incremento de la biodiversidad del horizonte agrario.

Un tercer objetivo específico se pretende alcanzar al estudiar la influencia sobre el ecosistema agroecológico de las variedades locales. Para ello la agricultura ecológica juega un papel estratégico ya que rescata y lucha contra la erosión genética de los recursos fitogenéticos, al introducir en su régimen de producción agrícola, variedades locales, adaptadas a las condiciones específicas de la zona, pudiendo aprovechar los recursos edáficos, hídricos y ambientales, a la par que culturales del territorio. El incremento de la variabilidad intraespecífica en el sistema productivo de agricultura ecológica proporciona una seguridad en el rendimiento final, ya que, la posibilidad de que una o dos variedades fallen en el ciclo de producción, no implica que el resto de variedades se libren, por lo que frente a los sistemas monovarietales, una gran parte de la producción llegaría hasta el final de ciclo, dando estabilidad biológica y económica a la explotación. Los recursos genéticos, junto con los recursos tradicionales de agua, suelo y aire, representan las bases de la salud ambiental del planeta y una fuente de seguridad económica y ecológica para las generaciones futuras, ya que simbolizan la autonomía de gestión, la autonomía alimentaria y la autonomía económica y por ello se convierten en piezas claves del sistema agroecológico. Además, el incremento de especies y variedades cultivadas repercute sobre el aumento de nutrientes disponibles en los alimentos y en la base de seguridad alimentara.

En este sentido, la calidad de los alimentos es la base estructural sobre la que se asienta la producción ecológica y en este trabajo se aportan datos sobre la influencia del incremento de la biodiversidad, a través de las prácticas agronómicas de asociación de cultivos y cubiertas vegetales, así como de la influencia de la biodiversidad cultivada y en concreto de las variedades locales en la obtención de alimentos equilibrados y con adecuados atributos nutricionales y organolépticos.

En este trabajo, se concluye que los beneficios de las cubiertas vegetales aplicados a cultivos de cítricos y de viña no sólo alcanzan a todos los componentes relacionados con la fertilidad global del suelo agrícola ya que actúan como indicadoras del estado del suelo, aportan materia orgánica en forma de biomasa, reducen la erosión, reducen la desecación del suelo, enriquecen el suelo en elementos nutritivos y oligoelementos, estimulan la actividad biológica del suelo, reducen la lixiviación de los elementos nutritivos, enriquecen el suelo con sustancias gomosas y mucilaginosas, mejoran la estructura del suelo, aumentan la eficacia de los riegos, evitan daños a las raíces y frutos, mantienen una fauna interesante para el cultivo y presentan comportamientos antagónicos o alelopáticos. Sino que el empleo de cubiertas vegetales en viña influye en la producción de frutos de mayor calibre, con mayor concentración de azúcares y menor nivel de ácidos, y con mayor concentración de sustancias antioxidantes de tipo polifenólico. En el caso de los frutos cítricos se alcanzan mayores niveles de potasio y calidad del zumo con cubiertas vegetales. Y de forma general se recomienda el mantenimiento sobre las parcelas ecológicas de cubiertas silvestres o espontáneas entre las calles del cultivo principal, para alcanzar un equilibrio ecológico y económico sobre la explotación de uva, además de incrementar los atributos de calidad del fruto.

Respecto a la práctica de asociar cultivos se concluye que no sólo sus efectos se materializan en las acciones generadas de los diferentes fenómenos de interrelaciones entre las plantas, ya que éstas segregan sustancias que favorecen o rechazan las plantas vecinas, para influir sobre la disponibilidad de los nutrientes, el agua y el control de plagas y enfermedades, dándose de esta manera, acciones favorables ó desfavorables entre las plantas de la asociación, sino que se pone de manifiesto el mejor aprovechamiento en el uso del suelo a través de la relación equivalente de suelo, y en cuanto a la influencia sobre la calidad de los alimentos se afirma que en un sistema asociado con lechuga o escarola junto con hinojo dulce, la acumulación de nitratos se ve influenciada por la asociación de ambos cultivos, encontrándose concentraciones de nitratos, estadísticamente inferiores, en las lechugas y escarolas asociadas con hinojo, además estas hortalizas presentan mayor concentración en materia seca, y por lo tanto en elementos nutritivos.

En cuanto a la biodiversidad cultivada se concluye que las variedades tradicionales presentan mejor adaptación a las condiciones de la producción ecológica, por estar históricamente vinculadas a zonas edafoclimáticas y manejo muy concretas. Estas variedades locales o tradicionales presentan mejor calidad global, y una composición bromatológica superior a la que muestran las variedades comerciales y/o híbridas. La importancia en el valor nutricional va ligada al tipo de alimento, de forma que los frutos cítricos, junto con los frutos de pimiento, destacan por ser frutos con alto valor vitamínico, el aceite de oliva virgen extra por la presencia de altas concentraciones en ácido graso oleico, así como otros tipos de hortalizas destacan por su concentración en sustancias antioxidantes y contenido mineral.

Los resultados permiten concluir que existe una alta variabilidad en los niveles de vitamina C en el zumo de variedades de frutos cítricos (Clementina, Clemenules, Ortanique, Sanguinelli, Satsuma, Navelina, Navel Lane-late y Marisol), estas diferencias unidas a las diferencias existentes también en el índice de madurez y a las mayores concentraciones que de vitamina C se obtiene en la producción ecológica, permite desarrollar un calendario amplio en el consumo de frutos con alto contenido en este valioso nutriente.

En el caso de los estudios comparativos en variedades de judía-grano, destacan los cultivares de grano blanco y hábito de crecimiento escalonado por su mayor acumulación en nutrientes de tipo mineral.

Destacan también los resultados en cebolla, donde la variedad tradicional Babosa en condiciones de cultivo ecológico, presenta mayor concentración nutricional (proteínas, fósforo, calcio, y oligoelementos hierro, cobre y zinc), siendo además una cebolla con el tradicional sabor pungente.

En los estudios con berenjena se observa la mayor productividad de las variedades locales del tipo Listada de Gandía, típica de la zona mediterránea. Además, estas variedades implantadas en agricultura ecológica son adecuadas porque sintetizan mayor concentración en proteínas, concentran mayores cantidades de minerales y metabolizan mayores cantidades de sustancias antioxidantes de tipo polifenólico.

Los estudios de variabilidad bromatológica en una colección de internacional de variedades de pimiento, arrojan resultados altamente interesantes sobre el potencial de algunas variedades tradicionales, a la hora de acumular altas concentraciones de vitamina C y sustancias polifenólicas.

Destacan variedades locales de lechuga con un alto potencial para emplear en agricultura ecológica, ya que concentran bajos contenidos en nitratos, siendo ésta una característica muy apreciada en el consumo de calidad, por su relación directa con la salud.

Los resultados del estudio de los aceites de oliva procedentes de una amplia colección varietal de olivos tradicionales permiten obtener una extensa gama de perfiles lipídicos del aceite, relacionándolos con la estabilidad oxidativa de los mismos. Además de tipificar el mayor atributo del sabor amargo en los aceites de variedades tempranas.

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